viernes, 19 de junio de 2015

Las zancadillas a El Provencio por parte del partido en la oposición

Si consultamos el Real Decreto 2568/1986, de 28 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales, concretamente, el artículo 38, dice:

«Dentro de los treinta días siguientes al de la sesión constitutiva, el Alcalde convocará la sesión o sesiones extraordinarias del Pleno de la Corporación que sean precisas, a fin de resolver sobre los siguientes puntos:

a) Periodicidad de sesiones del Pleno.
b) Creación y composición de las Comisiones informativas permanentes.
c) Nombramientos de representantes de la Corporación en órganos colegiados, que sean de la competencia del Pleno.
d) Conocimiento de las resoluciones del Alcalde en materia de nombramientos de Tenientes de Alcalde, miembros de la Comisión de Gobierno, si debe existir, y Presidentes de las Comisiones informativas, así como de las delegaciones que la Alcaldía estime oportuno conferir».

Si la toma de posesión tuvo lugar el día 13 de junio, según este artículo hasta el lunes día 13 de julio podría convocarse tal pleno. Si la señora exalcaldesa hubiera atendido el escrito de Julián Barchín donde se solicitaba una reunión en la que se llevara a cabo un adecuado traspaso de poderes, los provencianos no se verían afectados por la urgencia de las subastas de los bares de la piscina y pista municipal (bases que son elaboradas por el secretario-interventor del Ayuntamiento; parece que en 26 años que han estado gobernando aún desconocen cómo se llevan a cabo los trámites municipales), la elección de taquilleros, preparación de las fiestas patronales, etc.

El partido en la oposición lo único que sabe hacer es poner zancadillas al actual equipo de Gobierno, cuando lo que tenían que haber hecho es haber arrimado el hombro y normalizar el traspaso de poderes. No les importará tanto su pueblo cuando no hacen más que perjudicar una y otra vez a todos los provencianos, dificultando todo el proceso de normalización democrática que debe darse después de que se produzca un cambio.

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