sábado, 23 de enero de 2016

Un nuevo episodio de demagogia protagonizado por la senadora Manoli Galiano

Una vez más, desde el Partido Socialista de El Provencio subestiman la inteligencia de sus vecinos, empeñándose en engañar, tergiversar y ocultar la realidad, como viene siendo habitual. El último ejemplo lo tenemos en la reciente publicación que puede verse en su página Facebook, donde la senadora Manoli Galiano nos hace saber a todos los provencianos que ha renunciado a los 91,67 euros al mes que le corresponden como concejal en la oposición en el Ayuntamiento de El Provencio, y no se le ocurre otra cosa que ponerse a sacar pecho públicamente por esta "hazaña".

Lo más sorprendente es que la señora senadora pretende hacernos creer que el gran ahorro en sueldos que vamos a tener durante esta legislatura es debido a su renuncia a cobrar esos 90 euros. Sin embargo, Manoli Galiano, como siempre, prefiere ocultar la verdad: se le olvida decir que el nuevo Alcalde tiene un sueldo de 390'50 euros brutos, una cantidad que no se aproxima, ni por asomo, a los 3.139,10 euros brutos que ella cobraba. Ahí es donde estará el verdadero ahorro.

Y como nosotros preferimos hablar con datos y documentación, os invitamos a que os paséis por la web de nuestro Excelentísimo Ayuntamiento, donde está disponible el acta del pleno de 29 de junio de 2011 en el que se estableció la indemnización del anterior equipo de gobierno. Podréis comprobar que la diferencia entre lo que cobraban los concejales socialistas y lo que cobra el actual Equipo de Gobierno supondrá para los provencianos un ahorro de casi 100.000 euros en los próximos cuatro años.

Señora Galiano, ¿realmente se siente orgullosa al airear que va a renunciar a esos 90 euros? ¿Por qué no renunció a los 3.139,10 euros que cobraba como alcaldesa? Eso sí habría supuesto un verdadero ahorro para los provencianos. Y ahora que se estrena como senadora... ¿renunciará a los más de 5.000 euros que le corresponden en su nuevo cargo? Y es que a la hora de tener que renunciar a uno de sus sueldos, está claro de cual ha preferido prescindir. Lo que nos sorprende es que se ponga a gritarlo a los cuatro vientos, como si fuese motivo de orgullo.

Una vez más, el Partido Socialista hace de la demagogia su bandera, al tiempo que nos hace preguntarnos a todos en qué momento del partido perdieron definitivamente el sentido del ridículo.



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